miércoles, 5 de diciembre de 2007

artículo revista fedro


Aquí os mando el enlace de una revista on line de estética y teoría de las artes.
El artículo que en ella encontrareis llena la primera parte del temario explicada. Espero que lo leais. Espero comentarios.
http://www.institucional.us.es/fedro/

Concierto Steve Reich


Mi experiencia estética es sobre un concierto que asistí el febrero pasado en un teatro de Columbia University en Nueva York. La pieza que más me impresionó fue Música para 18 Músicos, compuesto por Steve Reich entre 1974 y 1976. Steve Reich, y esta pieza, son muy representativos de un estilo de música que se llama “minimalismo.”

El término “minimalismo” viene del mundo de arte, especialmente arte norteamericano de los años 60 y 70. Era un término popular en el mundo de músico de los 70, pero hoy en día algunos compositores no le gustan usarlo – quizás porque tiene algunos connotaciones restringidos. Sin embargo, música minimalista frecuentemente está caracterizada por teniendo estas características: repetición, un pulso regular, más armónico que melódico, y un efecto hipnótico.

La pieza Música para 18 Músicos es quizás la pieza más famosa de Reich. Requiere
al menos 18 músicos, y la instrumentación es lo siguiente: 2 clarinetes bajos, violín, violonchelo, 4 voces femeninos, 4 pianos, 3 marimbas, 2 xilófonos, 1 vibráfono, y maracas (debo decir que todos no tocan al mismo momento). Tiene 14 movimientos, basado en un ciclo de once acordes. Cada acorde tiene un movimiento, y algunos tienen más que uno. También la pieza empieza y termina con un movimiento en que se toca todos los acordes. Esta pieza está destacada por el contraste entre el ritmo regular de los pianos y percusión contra la respiración humana de las voces y los clarinetes. Además el pulso cambia entre los instrumentos, y el vibráfono marca los cambios entre movimientos y adentro de los movimientos.

En el movimiento a que escuchamos en clase (Section I), se puede oír muchas cosas, incluyendo la entrada de la marimba, el clarinete bajo, el vibráfono, y las voces; también se puede notar el auge y la caída de los varios instrumentos, el ritmo constante del piano/marimba, y los ritmos compuestos formados por la mezcla de compases.

El concierto me impresionó musicalmente y emocionalmente. Me fascinó el hecho de que era casi imposible a veces distinguir entre los diferentes instrumentos. Aún cuando estaba mirando los músicos estaba muy difícil separar sus partes de la mezcla. Cada instrumento o cantante tenía su parte individual, pero todos combinaron, formando algo nuevo y bello. Además, era obvio que los músicos estaban muy conectado entre ellos, siguiendo los señales del clarinete y el vibráfono y nunca perdiendo el ritmo.

Me interesó mirar los músicos tocando la marimba, el xilófono y el vibráfono porque toco estos mismos instrumentos. En un punto en la pieza, sentía una conexión muy fuerte con dos hombres tocando la marimba. Ellos tenían un parte muy repetitivo y algo sobre su aspecto y manera de tocar me dio la impresión de que estaban agotados. Yo, por mi parte, sentía casi enferma solamente mirándolos, porque podía imaginar, de experiencia, exactamente que estaban sintiendo.

Casi nunca he escuchado o mirado un concierto tan atentamente. Creo que interioricé la música completamente. Después del concierto, cuando he bajado a la estación del metro, un tren estaba pasando lentamente. Increíblemente, el ruido del tren sonó casi exactamente como unos de los partes del clarinete bajo. No era mi imaginación; toda mi familia lo oyó. Era una experiencia estética en su mismo, el fin perfecto a una noche de música maravillosa.

Aquí esta el enlace a la página web de Steve Reich (es muy bueno y incluye ejemplos de su música)
http://www.stevereich.com/

y, más divertido, un trailer para el estreno de un nuevo grabación de Música para 18 Músicos, en que se puede ver estudiantes practicando y tocando la pieza.

http://es.youtube.com/watch?v=CHVMVDhC-UA

Espartaco


Manuel Hidalgo Pérez. Hermenéutica de la Obra de Arte. 5º Humanidades. Experiencia Estética.

ESPARTACO
Esta película, dentro del género denominado “péplum”, que debo decir que es una de mis favoritas, representa la lucha de un grupo de hombres en busca de su libertad. El protagonista es el líder de un grupo de gladiadores que se rebelan contra sus opresores romanos, a los que se les van uniendo la mayoría de los esclavos que encuentran en las ciudades que saquean, para costearse la huida de Italia y la vuelta a sus países de origen como hombres libres. Ellos pondrán en entredicho la estabilidad nacional de Roma, en un período en que se empezaba a dar el tránsito al Imperio –Julio César es aún joven -. Sin embargo, los piratas a los que iban a pagar recibieron aún más dinero de Craso, su acérrimo enemigo, para que no lo hagan, y quedan acorralados entre varias legiones, por lo que no les quedará más remedio que atacar la propia Roma, lo que significará una muerte segura.
Pero a Espartaco no le importa morir, si la vida que tiene no es digna. Este es el principal mensaje que encuentro en la película, aunque resulte muy poco nietzscheano, existen situaciones en las que una persona necesita tanto que cambien aspectos de su sociedad, que le resulta más práctico rebelarse aun sabiendo que puede morir, porque la vida que esa sociedad le da no significa más que sufrimiento. Esta es la situación en la que se encuentra el héroe, en medio de una tragedia personal en la que decide cambiar el mundo o abandonarlo en el intento. El Espartaco que retrata Stanley Kubrick es mi ideal de héroe, un hombre despreciado por su mundo que con la razón de su parte y la fuerza propia y de aquellos que le escuchan se enfrenta a él. Pero el verdadero Espartaco, que realmente vivió en el s. I adC, no es exactamente el retratado, la película lo ennoblece y lo hace más íntegro de lo que era, porque él mismo esclavizó a sus antiguos amos, y también ordenó matar a todos los esclavos que no quisieran unirse a su ejército. Esto hace ver que los esclavos trabajaban en muchos sectores diferentes y entre ellos tenían vidas igualmente diferentes y unos vivían incalculablemente mejor que otros, sobre todo, como siempre, si eran cultos. En efecto, había esclavos a los que no les interesaba unirse a Espartaco, porque éste le daría la libertad pero peor nivel de vida. Por este motivo, siempre que veo esta película me planteo si el mundo contra el que luchó era, aunque resulte chocante, mejor que el nuestro, porque hoy no hay esclavitud pero hay mucha gente a la que la pobreza le ha quitado su dignidad. Los esclavos en la Antigüedad eran legalmente inferiores a los hombres libres, pero hoy existen inmigrantes que son simplemente ilegales. Situaciones de injusticia y miseria como las que sufren los esclavos, cuando son marcados a fuego como ganado o cuando los obligan a tener relaciones para aumentar la riqueza humana del amo, siguen existiendo hoy día aunque estén lejos o escondidas en nuestra sociedad.
La película refleja aspectos humanos que son intemporales, como el amor, el odio, la guerra, el rencor, el miedo, la esperanza, la monstruosidad de creerse moralmente mejor y más alto que los demás por la condición económica y la riqueza, el patriotismo llevado a sus últimas consecuencias, el valor de la cultura, el egoísmo y sobre todo la lucha por un ideal. Estéticamente, es una reconstrucción hermosa y fidedigna de la arquitectura y vestuario romano –tiene un Oscar por ello- .
A pesar de que parezca antigua, sigue emocionándome por todos estos motivos, tanto como cuando la vi por primera vez en mi infancia, y no puedo más que recomendar que igualmente la vean si no lo han hecho ya.