miércoles, 5 de diciembre de 2007

Espartaco


Manuel Hidalgo Pérez. Hermenéutica de la Obra de Arte. 5º Humanidades. Experiencia Estética.

ESPARTACO
Esta película, dentro del género denominado “péplum”, que debo decir que es una de mis favoritas, representa la lucha de un grupo de hombres en busca de su libertad. El protagonista es el líder de un grupo de gladiadores que se rebelan contra sus opresores romanos, a los que se les van uniendo la mayoría de los esclavos que encuentran en las ciudades que saquean, para costearse la huida de Italia y la vuelta a sus países de origen como hombres libres. Ellos pondrán en entredicho la estabilidad nacional de Roma, en un período en que se empezaba a dar el tránsito al Imperio –Julio César es aún joven -. Sin embargo, los piratas a los que iban a pagar recibieron aún más dinero de Craso, su acérrimo enemigo, para que no lo hagan, y quedan acorralados entre varias legiones, por lo que no les quedará más remedio que atacar la propia Roma, lo que significará una muerte segura.
Pero a Espartaco no le importa morir, si la vida que tiene no es digna. Este es el principal mensaje que encuentro en la película, aunque resulte muy poco nietzscheano, existen situaciones en las que una persona necesita tanto que cambien aspectos de su sociedad, que le resulta más práctico rebelarse aun sabiendo que puede morir, porque la vida que esa sociedad le da no significa más que sufrimiento. Esta es la situación en la que se encuentra el héroe, en medio de una tragedia personal en la que decide cambiar el mundo o abandonarlo en el intento. El Espartaco que retrata Stanley Kubrick es mi ideal de héroe, un hombre despreciado por su mundo que con la razón de su parte y la fuerza propia y de aquellos que le escuchan se enfrenta a él. Pero el verdadero Espartaco, que realmente vivió en el s. I adC, no es exactamente el retratado, la película lo ennoblece y lo hace más íntegro de lo que era, porque él mismo esclavizó a sus antiguos amos, y también ordenó matar a todos los esclavos que no quisieran unirse a su ejército. Esto hace ver que los esclavos trabajaban en muchos sectores diferentes y entre ellos tenían vidas igualmente diferentes y unos vivían incalculablemente mejor que otros, sobre todo, como siempre, si eran cultos. En efecto, había esclavos a los que no les interesaba unirse a Espartaco, porque éste le daría la libertad pero peor nivel de vida. Por este motivo, siempre que veo esta película me planteo si el mundo contra el que luchó era, aunque resulte chocante, mejor que el nuestro, porque hoy no hay esclavitud pero hay mucha gente a la que la pobreza le ha quitado su dignidad. Los esclavos en la Antigüedad eran legalmente inferiores a los hombres libres, pero hoy existen inmigrantes que son simplemente ilegales. Situaciones de injusticia y miseria como las que sufren los esclavos, cuando son marcados a fuego como ganado o cuando los obligan a tener relaciones para aumentar la riqueza humana del amo, siguen existiendo hoy día aunque estén lejos o escondidas en nuestra sociedad.
La película refleja aspectos humanos que son intemporales, como el amor, el odio, la guerra, el rencor, el miedo, la esperanza, la monstruosidad de creerse moralmente mejor y más alto que los demás por la condición económica y la riqueza, el patriotismo llevado a sus últimas consecuencias, el valor de la cultura, el egoísmo y sobre todo la lucha por un ideal. Estéticamente, es una reconstrucción hermosa y fidedigna de la arquitectura y vestuario romano –tiene un Oscar por ello- .
A pesar de que parezca antigua, sigue emocionándome por todos estos motivos, tanto como cuando la vi por primera vez en mi infancia, y no puedo más que recomendar que igualmente la vean si no lo han hecho ya.

3 comentarios:

Mari Carmen Molina dijo...

Es muy loable desde luego la intencionalidad del film en relación al objetivo de libertad de sus personajes protagonistas; actitud especialmente comprensible en la situación en la que ellos se encuentran, de modo que, si van a morir de todas formas tarde o temprano en sus enfrentamientos en la arena, mejor luchar por la libertad aunque se muera en el intento: no tienen nada que perder. Es cierto también lo de que la película hace gala de valores siempre presentes en el ser humano, como el amor, la amistad o el compañerismo, y en relación a este último, cuando todos proclaman "ser Espartaco", no pude evitar acordarme un poco de Fuenteovejuna. Por otra parte, y aunque no mantenía un mismo nivel de comparación, fue realmente interesante la propuesta de reflexión con la que conluyó la exposición, porque estuviera más o menos relacionado, lo cierto es que es un tema de profundo calado y necesaria reflexión; por lo tanto, desde mi punto de vista se agradeció.

Dorothy dijo...

Tu presentación me dio muchas ganas de ver la pelí. Para mi una parte que me impresionó muchísimo era la escena con todos los esclavos crucificados por el camino. Creo que mucha gente, yo por lo menos, tiene una idea de que ser crucificado era algo especial porque pasó a Jesucristo, pero la realidad es que este castigo era algo para la gente común-y mostraba que para los romanos Jesús no era nadie importante. Me gusta cuando una película me hace pensar...

Anónimo dijo...

"Espartaco" nos devuelve la magia de las súper-producciones, el espectáculo del cine que fue posible gracias a la pervivencia de los grandes estudios hollywoodienses. En Europa, la nouvelle vague terminó con los intentos de crear una industria cinematográfica parecida, aunque nos dejara el legado del cine de autor.

Al ver la situación de los esclavos, me venía a la cabeza un reportaje sobre una fábrica de pantalones vaqueros en China donde las empleadas, jóvenes de poblaciones alejadas de la fábrica y con sueldos de miseria, se colocaban pinzas de la ropa en los párpados para poder aguantar despiertas jornadas de hasta 24 horas de trabajo.