sábado, 5 de enero de 2008

ARTÍCULO DE "EL PAÍS" 5-1-2008

Pincha el enlace y lo lees, creo que puede ser interesante sobre todo porque es lo que hemos visto durante el último mes del año pasado. Os pediré comentarios sobre él.
http://www.elpais.com/articulo/arte/esplendor/fealdad/elpepuculbab/20080105elpbabart_1/Tes

9 comentarios:

protervus dijo...

yo identificaría en origen belleza y fealdad con eros y thanatos, los dos impulsos básicos humanos según Freud. Nos resultaría bello aquello que atrae a nuestros instintos, no sólo sexuales, en personas, también en animales y vegetales que pudieran ser alimento o en paisajes que pudieran ser acogedores. Pero si una fuerte amenaza a nuestra salud se incluyera en ellos, aparecería el thánatos. Los hombres más feos son los que no tendrían los mejores genes que aportar, los alimentos podridos nos darían asco y el mismo bosque natural que nos gusta de día, nos daría miedo de noche. Así, la estética podría responder a nuestros instintos más primitivos, pero esto no significa que no haya flores preciosas y venenosas, sino que han evolucionado así para actuar como una trampa, es atractiva a sus víctimas.Así, no deja de serlo aunque represente una amenaza, aquí entraríamos en teorías de juegos, y en un diferente nivel de racionalidad y en un utilitarismo de la evolución.
En un ser cultural como el humano, la mayor amenaza es no saber qué hacer, no tener instintivamente programada una conducta para resolver todos sus problemas y por ello tener que aprender todo sobre la marcha. La cultura es fruto y fuente de inmoralidad, de errores en esas decisiones sobre la marcha que crean lo que es a la vez placer para unos y amenazas para otros, de nuevo, eros y thanatos, belleza y fealdad. Es decir, bajo esta perspectiva, y seguramente no bajo cualquier otra, tiene sentido hablar de belleza de una conducta, por su moralidad, o de fealdad de la misma por su injusticia. No se trata de la belleza del individuo sino del acto que realiza.Hablar de inmoralidad como origen de la cultura podría ser una referencia a la dialéctica hegeliana.
El arte puede manifestar tanto belleza o fealdad de cosas como de actos, incluso puede combinar irónicamente la belleza de una cosa con la fealdad de sus actos, vease la flor venenosa o el jorobado de Notre-Dame,Frankestein... Pero el arte más profundo, suele a su vez ser consecuencia de una inmoralidad sufrida en la realidad, sobre todo si pensamos en la literatura, que antes de aparecer la televisión, ya daba modelos a seguir a sus lectores, influyendo sus ideas e incluso sus anhelos en el romanticismo. También se podría decir que la propia observación hace la imitación, aunque sea un hecho real. Depende de la capacidad del receptor que actúe ´de forma ímitativa o crítica.
Los románticos buscaban en el arte también la fealdad, lo sublime, como una esperanza de aventura, de romper con agobiante cotidianeidad, la rutina. Estaban rodeados de lujos -los que vivian en ese mundo de arte- y en sus vidas aburridas querían la aventura, eran demasiado civilizados para correr peligro. Por eso surge la fealdad como forma de contrarrestrar su agobiante aburrimiento.<-- menuda palabra. El acto contrario es la búsqueda de belleza como una esperanza en un mundo de thanatos, como bien podría ser una bonita mujer, una casa y un plato de comida. Es decir, la belleza apela a nuestras necesidads y la fealdad nos da un enemigo contra el que lidiar cuando las tenemos todas cubiertas. Hoy, hay tal multitud de arte que quizá haya para todas las situaciones porque todas son demandadas. Pero no es eso lo que quiero hacer ver, sino que quizá por eso haya triunfado el arte en un mundo cada vez más cómodo y en una sociedad cada vez menos habituada a sufrir en primera persona. Eso y que una vez cubiertas las necesidades, una vez llegado al orgasmo, no se necesita más pornografía, como al alcanzar una vida digna y saludable, no es necesario el arte bello, la belleza se ahoga. Eso no le ocurre a la fealdad, porque la necesidad se cubre y desaparece, se sigue en una vida en la que se lucha, pero en el caso contrario, el lujo, el extremo confort continúa, pero se busca algo diferente, y como se dice en el artículo, cansado de todos los placeres, se recurre a presenciar la fealdad, porque es lo único que no aburre<---menuda palabra!

protervus dijo...

pero además en un mundo cuya particularidad es que usa el arte para convencernos de que tenemos que comprar algo, contínuamente se está explotando la belleza como reclamo, y eso hace que el arte por el que pagamos tenga cada vez que ser más impresionante, más feo. Yo estas navidades he estado viendo peliculas gore como "Holocausto Canibal" 1 y 2, o lo que es todavía peor, "Guinea pig" que significa conejillo de indias, y pregunto, si el arte tiene que denunciar la injusticia pero por otra parte, todo lo que vemos lo imitamos, ¿qué tenemos que hacer, verlas o no?

Mari Carmen Molina dijo...

Me ha parecido interesante la propuesta de la problemática belleza-fealdad desde el punto de vista del eros y el thanatos. Es otra perspectiva desde la que analizar la dicotomía entre ambos conceptos y sus resepctivas manifestaciones. Circunscribiéndome al artículo, creo que dicho texto viene a ser el compendio de diferentes fragmentos de opinión de distintas personas; testimonios que apuntan ideas en torno al tema de la fealdad y su vinculación con la belleza, hoy prácticamente desbancada por la primera. Por lo tanto, no llega a involucrarse a fondo en el asunto, sino que da breves pinceladas sugestivas. Tal vez lo más acertado sea el intento de responder a la cuestión del por qué del éxito de lo feo en la actualidad, para lo cual se recurre a un amplio abanico de factores de diferente índole (desde lo artístico, estético hasta lo social y político, haciendo hincapié en el desarrollo de las nuevas tecnologías). A mi parecer constituye ésta una enumeración escueta en cuanto a profundización, pero correcta en cuanto a sus observaciones. Por otra parte, me llamó la atención la idea de que la hegemonía de la fealdad se debe a la masificación de la belleza en serie, a la belleza democratizada, citando al respecto a Walter Benjamin. Considero que no se puede asentar una rotunda afirmación como esa, pues, aunque no carece de lógica, una cosa no tiene necesariamente que conllevar la otra. Por el contrario creo con mayor base otros puntos como el referente al auge de lo feo en línea del objetivo de los artistas por hacerse notar en un mundo competitivo en el que cada vez es más difícil ser original: "lo inimitable está en la exploración de lo feo", "la belleza es limitada", pues es cierto que "las identidades clásicas ya no venden". Dentro de todo este sistema ocurre lo que apunta Javier Marías, que aquello de lo que prometía nacer un eficaz elemento de rebeldía, acabó por discurrir de la mano de la moda.No podemos sustraernos de lo que, por una u otra razón, se demanda y acepta en la sociedad.

Dorothy dijo...

Lo siento, pero estoy bastante harta de lo feo. Claro que aprecio el arte feo, y sé que sirve una propuesta, especialmente ahora en tiempos en que tantas cosas feas están pasando. Pero me parece tonto glorificar lo feo por ser feo. Por ejemplo en los movimientos referidos por el autor (movimientos más de la moda que cualquier otra cosa), me parece que la gente se ha dado cuenta de que es más fácil ser feo que ser bello. Por supuesto no pienso que todo el mundo debe seguir las reglas ridiculas del mundo de la moda popular y todo eso (aunque la mayoría del "haute couture" me parece muy feo también, además de las modelas anorexicas), pero todo esto "grunge", "punk," etc. a mi no significa nada. De verdad, temo que el feo sea "interesante" para mucha gente, pero nada más. Acaba de viajar a Paris, y atrevo a sugerir que lo bello puede ser muy interesante también. De hecho, puede tener un efecto poderoso. No quiero ser ingenua, pero espero que en el futuro podremos tener una mezcla balanceada de ambos campos. Para mostrar el horror de partes de este mundo, necesitamos lo feo. Pero hay esperanza y cosas bonitas en este mundo también, y no debemos ponder lo bello al lado. Hay suficiente fealdad en el alma humana - por qué queremos añadir más?

deli dijo...

Ya estamos hartos de la belleza. Buscábamos la belleza por todas partes, era el objetivo de todos y todas. Lo feo es otra perspectiva, un camino menos utilizado y por lo tanto misterioso. Hoy en día este misterio nos intriga cada vez más. La originalidad es la clave en los artes ahora, siempre queriendo explorar lo inexplorado. Como observa en este articulo de El País, no solamente en el mundo artístico sino también en la vida cotidiana, hay una gran competición para lo nuevo, lo inventivo.

Se ve que los medios de comunicación son más audaces en mostrar imágenes que la mayoría considera feas, y nos preocupa que un día nos lleguemos a acostumbrar a lo feo, que nos dejemos afectar por ello. ¿Pero porque tanto miedo? ¿Qué hace que odiemos la fealdad? Parece que tenemos preconcepciones de lo feo como aliado al sufrimiento, la mala suerte, el desorden, a todo por lo que no tenemos aspiraciones.

Pero las preconcepciones no son razones para hacer campaña en contra de la fealdad. Necesitamos evaluar la situación con más profundidad. Esta supuesta lucha entre la bondad de la belleza y la crueldad de la fealdad es problemática. Necesitamos aceptar que es la fealdad que posibilita la definición de la belleza. Si intentamos eliminar lo que es feo, eliminamos la posibilidad de distinguir el contrario, algo bello. Denunciar este relativismo es despreciar el arte – el ámbito libre del sentido determinado, nuestra libertad de expresión. Si no vamos a apreciar lo feo para su ayuda en realizar y por consiguiente corregir nuestros defectos, por lo menos podemos aceptar su esencia para entender la obra de nuestra historia en totalidad.

Ramón Román Alcalá dijo...

Veo que el blog se está animando, a versi dejan comentarios los que no suelen entrar más a menudo

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

El artículo me parece bastante caótico y superficial. Da la impresión de que la persona que lo ha redactado unió los índices y las contra-portadas de los libros de Bodei y Umberto Eco, añadiéndole alguna reseña crítica de revista sobre "panorama literario-comercial". Cuando intenta apoyarse en autores como Benjamin o Baudelaire, falla.
Apunta etapas de la belleza y la fealdad sin incluir reflexiones concretas sobre el fenómeno.
Sí puede ser interesante señalar algunas de los comentarios que recaba. Por ejemplo, la opinión de Ouka Lele, fotógrafa de la (requeterre)Movida, que parece anclada en los 80, cosa lógica por otra parte.
La fealdad, aunque ella diga lo contrario, ya no es tan epatante. Prueba de ello es la foto de Marylin Manson, cuya apariencia roza lo irrisorio. No sorprende.
Cuando afirma que estamos hechos para admirar la belleza natural, me gustaría saber qué entiende ella por tal. Que "la Tierra es lo más bonito"quizá quede bien para un eslogan de Greenpeace, pero la reproducción fiel del paisaje ha ocupado la Historia del Arte hasta el siglo XIX, incluso en los temas alegóricos, por lo que no añade ninguna novedad. Además, ¿de qué paisaje hablamos? una recreación de la Arcadia virgiliana sería algo impensable a día de hoy. No puede concebirse una imagen de nuestro planeta sin la acción transformadora (y devastadora) del hombre. Incluso cuando hacemos turismo rural o nos vamos a escalar a la montaña estamos llegando a un destino artificioso.
Esta fotógrafa parece no entender que quizá la imagen de un río contaminado sea la manera de reclamar las antiguas aguas cristalinas, una denuncia de la contaminación, del mismo modo que cuando Baudelaire escribe un poema a una carroña nos está diciendo que bajo la pátina de inmundicia pervive la belleza de la forma y nos advierte de la vulgarización, alertándonos del peligro que entraña la tolerancia de lo repugnante, la normalización de lo obsceno (qué escribiría ahora si viese el telediario).
Por otro lado,la vuelta a la belleza natural no es un camino de retorno,pues el canon clásico siempre fue ideal. Habría que reformular el ideario (que no el ideal), y esto sería un proceso inconcluso, ya que está inserto en un proceso condicionado históricamente. Las Gracias de Rubens eran rollizas y de blancura casi transparente. Hoy, sin embargo, nos escandalizamos al comprobar en una película que los glúteos de Natalie Portman no han sido retocados por ordenador. La realidad virtual no tiene visos de acercarnos a esa "Arcadia" que, realmente, nunca fue nuestra, pues los mismos clásicos la configuraron como terreno imaginario.

mamen dijo...

¿Que si la fealdad ha ganado a la belleza? ya lo creo que si, solo hay que mirar el telediario, apenas hay algo positivo. Para mi hoy en dia, el reto seria encontrar algo bello de todo lo feo que nos rodea, porque hemos asimilado tambien el concepto de fealdad que no queda nada de la belleza, y lo peor de todo es que somos nosotros los culpables de eso, no somos ni capaces de valorar la poca belleza que pueda ver. Ciertamente me parece muy triste.